Entre ellos se encuentran la Parroquia Nuestra Señora de la Merced. ubicada en Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora; y el Centro Misionero Santísima Trinidad, en Remedios de Escalada, en Lanús, ambos en plenos preparativos para el itinerario que se avecina.
Palpitando lo que será una nueva edición del trayecto, dado que muchos de sus integrantes realizarán las tareas de apoyo en la logística, valoraron la oportunidad y disfrutan del momento. «Nosotros empezamos a trabajar siempre un año antes con diferentes actividades económicas. En primera instancia con los arreglos de cada una de las carpas y materiales que llevamos así también como la compra de nuevos equipamientos», señaló Mónica, referente de la entidad eclesiástica lomense.
En diálogo con El Diario Sur, puntualizó que hay casi un centenar de vecinos de distintos puntos del distrito que se inscribieron para realizar la travesía bajo su órbita. En ese sentido, indicó que «este año la gente se volcó mucho más a buscar micros de apoyo». A su vez, resaltó que, dado los movimientos previos, se prevé un gran caudal de público en la caminata a Luján. «La gente que hace muchísimos años que no camina este año se propuso volver diciendo que sentían algo diferente y que esta vez sí querían ir como que no podían faltar a esta fiesta», comentó.
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Giuliana, del centro misionero lanusense, coincide con esa cuestión y apuntó a los preparativos. «Todos los años verificamos el estado de los elementos que vamos a llevar, tanto ollas, mesas, banquetas, además de corroborar los alimentos que nos donan para esta peregrinación», consideró, al valorar el apoyo de una docena de servidores que irán a la par de los peregrinos en micro para ayudar ante cualquier eventualidad.
Expectativas por una nueva peregrinación
«Las expectativas siempre son altas y todos los años llegamos con más entusiasmo a los brazos de nuestra Madre. Lo venimos organizando hace 4 años, y este es mi segundo año al frente de la organización», afirmó. Y siguió, ya enfocada en la parte grupal: «La organización se da por el excelente grupo de voluntarios que disponen su tiempo y su energía al servicio de cada peregrino. Somos 12 y cada uno tiene un papel fundamental y esta a cargo de algo». «Por ejemplo, dos se encargan de los alimentos y agua, otros dos se encargan de llevar y `marcar territorio` con las banderas, globos y estandarte; dos más de enviar la ubicación a los peregrinos; otros dos que se encargan de la asistencia médica de los que necesiten, porque llevamos una enfermera con nosotros y hace un mes que nos venimos preparando con un curso de primeros auxilios y asistencias», ejemplificó.
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El itinerario es concreto: llegan a las paradas técnicas durante el recorrido, se baja lo que requieren los peregrinos lo más cerca posible de donde pasan caminando, ya sea comida o agua u otra cuestión, y después, cuando ya pasan los que están anotados, se guarda todo y se va a la siguiente posta, todo durante los kilómetros que separan al sur del conurbano de Luján.
La dinámica es similar con la parroquia de Lomas de Zamora, que lleva varias décadas con esta labor particular. «Nosotros venimos trabajando con este tipo de apoyo desde hace ya más de 38 años y obviamente desde los inicios todo fue modificándose y creciendo», comentó Mónica. Y lo abordó así al rememorar otras épocas: «Al principio se creó con papás y un camión que apoyaban a sus hijos que iban a caminar. Después ya ese grupo que caminaba decidió hacer el servicio para otros y sumaron micros más el camión que hacía las postas. Poco a poco fueron sumando los lugares donde quedarse para dar refugio y ofrecer masajes viandas y un lugar para que descansen».
Satisfacción en el recorrido a Luján
Para esta temporada en particular, describió dónde estarán los puntos centrales de abastecimiento. «Nosotros tenemos dos puestos de campaña, uno en la estación La Reja -en Moreno- y otro en General Rodríguez. Tenemos carpas de apoyo donde hacemos masajes, animamos al peregrino y le ofrecemos unas viandas y refrigerios. Una vez que pasa el último peregrino por cada posta, que también tiene un micro de apoyo, se hace levantado de campamento y seguimos», señaló.
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Sobre el balance que atraviesa ante cada excursión, aclaró: «Las sensaciones son varias pero no solamente cuando regresamos de allá sino desde que ya empezamos a transitar el año haciendo y pensando cómo poder ayudar cada vez más a peregrinos y hacerlos sentir más cómodo para que lleguen a Luján, que es lo que más añoramos también para fortalecerlos en el caso de que no lo puedan lograr». «La gente se frustra mucho cuando no llega y nosotros tratamos siempre de hacerles entender que la Virgen ve absolutamente todo y que eso es lo más importante y la recompensa mayor que tenemos es cuando llegan a la plaza y se abrazan», siguió. Y completó: «En ese abrazo es como si dejaran esa mochila que traen puesta de un largo transitar de la vida, como llegar a casa después de tanto tiempo. Y después recibimos un montón de mensajes y nos hace bien al corazón porque todo lo que pensaste durante el año lo recibieron. Y eso es lo que incentiva a volver a empezar».




